martes, noviembre 08, 2005

A MEDIADOS DEL PASADO MES DE OCTUBRE, COFRENTES SUFRIÓ UN INCREMENTO DE RADIACTIVIDAD EN EL NÚCLEO

El Consejo de Seguridad Nuclear e Iberdrola han vuelto a guardar silencio ante

estos nuevos incidentes haciendo gala de su habitual secretismo

Los pasados días 15 a 17 de octubre la central nuclear de Cofrentes
(Valencia) se vio obligada a funcionar a media potencia para encontrar
fallos en el combustible nuclear porque se había observado un
incremento de radiactividad en el refrigerante del reactor. Este
aumento del nivel de actividad en el agua del circuito primario (el
refrigerante) suele ser indicativo de la existencia de combustible
fallado en el núcleo de uranio que alberga la vasija del reactor.

En efecto, Cofrentes tuvo que empezar a bajar potencia el pasado día
14 de octubre porque los operadores tuvieron indicación de que podía
haber combustible fallado en el núcleo del reactor y querían hacer una
prueba para identificar la región/elemento del núcleo que podía estar
fallando. Esa prueba se hace a potencia parcial y consiste en mover
las barras de control para ver como se ve afectada la actividad del
refrigerante y con ello verificar si hay fallos y donde.

A pesar de la incidencia potencial en la seguridad de la central
nuclear de la existencia de fallos en el combustible, ni Iberdrola,
propietaria de esta instalación atómica, ni el Consejo de Seguridad
Nuclear (CSN) han informado a la opinión pública de este problema,
haciendo gala otra vez de su secretismo.

Este hecho incide nuevamente en la falta de seguridad de la central
nuclear de Cofrentes, como los hechos se han encargado de demostrar
reiteradamente en los últimos años, así como en la falta de
transparencia de la industria nuclear y en la connivencia del CSN con
esta industria a la hora de no informar a los ciudadanos de los
problemas de seguridad de las centrales nucleares y/o de minimizar su
importancia.

De forma más reciente, Cofrentes ha tenido que volver a bajar potencia
los días 5 y 6 de noviembre (a 545 MWe), lo que podría indicar que
sigue habiendo problemas en el núcleo con el combustible nuclear.

Greenpeace se dirigirá al CSN para que informe con detalle de este
suceso y de sus implicaciones de cara a la seguridad y con respecto a
los niveles de radiactividad de los efluentes gaseosos y líquidos que
se emiten rutinariamente al aire y al agua del río Júcar desde la
central nuclear de Cofrentes.

Los constantes fallos de la central nuclear de Cofrentes, el reciente
escándalo del suceso de rotura del sistema de refrigeración de
servicios esenciales de Vandellos-2 (Tarragona), los problemas de
protección radiológica de Ascó-1 (Tarragona), los graves problemas de
seguridad -aparición de grietas por corrosión en los tubos que
conducen las barras de control al interior de la vasija del reactor-
que arrastra la obsoleta central nuclear de primera generación de
Santa Mª de Garoña (Burgos), entre otros muchos y preocupantes
ejemplos, son la evidencia de que las centrales nucleares son
instalaciones que pertenecen al pasado, muy peligrosas y que emiten
radiaciones que producen efectos nocivos para los trabajadores, el
público y el medio ambiente. Por ello el Gobierno socialista debe
cerrarlas cuanto antes, tal como se comprometió el presidente
Zapatero.

Prensa Greenpeace